Los deportes son actividades de alta importancia para todas las etapas de la vida humana. Dentro de ellos, la natación goza con un elevado prestigio por ser uno de los que más músculos involucra a la hora de desplazarse por el agua. Además la presión ejercida por el nado y la posición requerida ayudan a la buena postura.
En los bebés, no se espera de la natación un entrenamiento atlético ni dominar las técnicas de nado. Pues son muy pequeños todavía para comprender y realizar movimientos complejos. No obstante, sí se ha venido implementando con gran éxito para ayudar al funcionamiento motriz, el desarrollo psicológico, la preparación y adquisición de una mejor coordinación motora, la facilitación de movimientos, el afianzamiento de la sociabilidad, el desarrollo de la conciencia propioceptiva de él mismo y un mejor tono muscular que podrá favorecer a su desarrollo posterior.
Todo ser humano tiene un gran potencial para desarrollar a lo largo de su vida, a medida que los años pasan, esos talentos en potencia si no son desarrollados comienzan a atrofiarse hasta perderse en la senectud para dar lugar a otros nuevos y propios de esa etapa de la vida.
En el niño, donde todo es potencial e inversión a futuro, uno de los mayores logros que puede lograr la natación para bebés es la estimulación temprana y la mejora de las funciones intelectuales. Por lo general, los deportes ayudan a los bebés, niños y jóvenes a ser más creativos, emprendedores y exploradores dependiendo también de su carga genética y su carácter.
Para comenzar con las prácticas acuáticas, es recomendable esperar hasta el cuarto mes de vida. No por una cuestión plenamente motriz, sino más bien por el desarrollo inmunológico inmaduro que todavía presentan los neonatos hasta esa etapa de su desarrollo. De esta manera se puede reducir considerablemente el riesgo de padecimientos de infecciones como otitis o rinitis. De todos modos, un bebé mayor a un año está pasado en el tiempo para comenzar esta práctica.
En un primer momento lo que se busca es la familiarización del jovencito con el agua, su contacto, la flotación, los cambios de ambiente entre líquido y gaseoso, etc.
Los beneficios de ser bebé a la hora de comenzar una terapia de natación radican en la persistencia de ciertos reflejos de la vida intrauterina que se pierden cuando se deja de tomar contacto con un medio acuoso. Por esta razón, la natación para bebés se basa en la edad del niño.
Como todavía un niño no tiene mucha percepción de lo que sucede a su alrededor con pleno conocimiento, las técnicas de inmersión se hacen de manera gradual. Por lo general se comienza sumergiendo de manera parcial al niño para que vaya familiarizándose con la experiencia de estar bajo el agua en un ambiente extra uterino. Más adelante el progreso seguirá cuando se le indique a los padres descender a los niños hasta un nivel donde el agua tape su labio superior para que este empiece a cerrar la boca. De a poco el bebé comenzará a entender y aprender las acciones que debe llevar a cabo para permanecer debajo del agua.
Un recién nacido por su parte, cuenta con el beneficio de cierto equilibrio acuático donde los reflejos y su composición grasa le permite permanecer en superficie o muy cerca de ella. También cuenta con otros como el reflejo de propulsión, donde movimientos aleatorios le permiten al niño desplazarse por el agua; reflejos de pataleo; reflejos natatorios, entre otros.
Con respecto al coeficiente intelectual en chicos estimulados tempranamente con la práctica de natación para bebés, se ha demostrado que el primer contacto con el agua en el mundo extra-uterino ha favorecido a la percepción del mundo exterior y por ende a la estimulación. De esta manera se han observado niños cada vez más creativos y más observadores del entorno, una práctica que puede ser complementada con juguetes y actividades fuera del agua. Aparentemente, aquellos niños que han realizado esta práctica gozarían con hasta 14 puntos por encima de aquellos que no lo hicieron.
En cuestión psicológica y motriz, los beneficios son cuantiosos; convergen todos en la relajación del niño, en la muy deseada disminución del estrés y en la ayuda de regular o mejor dicho garantizar un buen descanso. De todos modos esto no significa que el niño dormirá toda la noche sin parar, pero sí querrá decir que el sueño tenderá a ser profundo y reparador.
Esto por lo general, lleva a caracteres más cálidos y sociables dentro de los niños. Además, estas actividades suelen ser grupales con lo cual el contacto con otros individuos de su edad y morfología ayudarán a que poco a poco, el contacto social sea algo común para ellos.
De la misma forma que afianza lazos sociales, también ayuda al desarrollo de la confianza con el padre y la madre. Pues el niño se sentirá protegido a la hora de estar en los brazos de sus progenitores y comprenderá que ellos están allí para guiarle o ayudarle.
En años futuros, si la terapia se completa y luego con el crecimiento debido del joven; se habrá ayudado a la iniciación en el mundo del deporte. Algo sumamente importante para todo ser humano y que de apoco parece ir desapareciendo en un mundo predominantemente sedentario.
Esto hará que el comienzo de la práctica deportiva sea una cuestión no traumática entre un año y otro del crecimiento infantil.
Por último, cabe destacar la habilidad de supervivencia que la natación para bebés permite desarrollar. En gran parte esto viene representado por el fortalecimiento del sistema cardiovascular, la cual favorece a la correcta oxigenación y generación de energía. Por esto mismo es indispensable que la dieta del niño sea la adecuada, vigilada por un profesional. No olvide nunca realizar el chequeo médico correspondiente para poder iniciar una actividad física sin la necesidad de pasar ningún tipo de riesgos, solo para el disfrute del hijo con su familia y su desarrollo físico-mental y social.
No Responses