La nutrición ocupa un lugar central en la vida del bebé y su familia. A partir del año de vida del bebé deberá estar comiendo lo mismo que su familia, evitando el consumo de irritantes como el café, té, condimentos fuertes y picantes.
El bebé desde el nacimiento no conoce el sabor de la sal, ingrediente que deberá evitarse completamente para no adquirir el hábito de su consumo.
La sal contribuye a aumentar la presión arterial, aumentando el riesgo de sufrir problemas cardíacos en los adultos. Por este motivo, a los bebés se les debe ofrecer la comida sin el agregado de sal, como forma de cuidar su salud futura. La dificultad radica en abandonar su consumo luego de que el paladar está acostumbrado.
El bebé podrá consumir los alimentos sólidos sin sal porque no identifica el sabor, si se acostumbra a una alimentación sin su aporte podrá continuarla el resto de su vida.
El evitar el aporte de alimentos muy salados al bebé permitirá que no se consuma un exceso de líquidos, no favoreciendo una alimentación adecuada con las calorías recomendadas para su edad.
Un buen hábito que el bebé deberá identificar desde muy pequeño es no utilizar salero en la mesa al momento de comer.
No Responses