Luego que al bebé se le caiga el ombligo es el momento de proceder a la higiene completa del bebé, es decir, se lo puede bañar. Los días previos se puede higienizar al bebé con toallitas húmedas sin perfume por todo su cuerpo, evitando los baños de inmersión.
Al momento de bañarlo se debe utilizar un recipiente grande con agua templada, el padre o la madre deberá asegurarse que el agua no esté muy caliente.
Se desviste al bebé y se lo coloca dentro del agua, manteniendo la cabeza por fuera. Se recomienda utilizar un jabón neutro sin perfume para evitar cualquier tipo de reacciones alérgicas. Durante los primeros días es frecuente que el bebé sufra un proceso de exfoliación natural, donde recambia toda su piel en pocos días.
No es necesario utilizar shampoo, pero de preferir siempre comprar uno especialmente diseñado para bebés, que evitan la irritación si entra en contacto con los ojos.
Luego del baño se deberá secar la piel del bebé con una toalla, evitando pasarla a lo largo de la piel, sino presionando suavemente en todo su cuerpo. Hay que secar bien los pliegues de piel como forma de evitar lastimaduras, para luego proceder a vestirlo.
