El nuevo individuo se origina en el útero materno, el cuál es un órgano mayoritariamente muscular con capacidad de llevar adelante la gestación.
El útero materno ocupa un lugar destacado en todo el proceso de embarazo desde que se produce la fecundación. El feto se comunica con el resto del cuerpo materno a través de la placenta, la cual es un órgano que permite que intercambien sustancias entre las sangre materna y fetal.
Hay que tener en cuenta que las sangres del feto y de la madre son completamente independientes, no se mezclan. La placenta cumple un rol fundamental en permitir que ambas circulaciones materna y fetal intercambien diversas sustancias.
La comunicación intraútero del feto con su madre se produce a través de la placenta como medio fundamental y principal para el crecimiento y desarrollo.
También existe una comunicación a partir de las 15 semanas de gestación a través de los movimientos del feto, que nada en el líquido amniótico. La madre puede percibir su movimiento a través de pequeñas vibraciones del útero materno. La comunicación intraútero ocupa un lugar destacado en la estimulación temprana del feto, estimulando un desarrollo neurológico completamente normal. El feto reconoce también voces, especialmente la de su madre a partir del segundo trimestre del embarazo.