El consumo de productos lácteos aporte adecuadas cantidad de un mineral esencial para los huesos y el funcionamiento de todos los músculos, incluido el corazón. El aporte de calcio para un adulto debe encontrarse en los 1000 mg por día, lo que equivale al consumo de tres porciones diarias de leche o sus derivados.
Durante el embarazo, el aporte de calcio debe aumentar para proporcionar este mineral fundamental al feto para su óptimo desarrollo. Conociendo la importancia del calcio, la mujer debe aumentar su consumo desde el momento que decide tener un hijo, para contribuir a un mayor depósito corporal, para asegurarse que luego no tendrá déficit de calcio.
La mujer embarazada debe consumir un aproximado de 1500 mg, lo que determina el consumo de 4 a 5 porciones de alimentos lácteos al día, para asegurar un aporte que sobrepase los límites mínimos recomendados.
En caso de que las necesidades del feto no sean cubiertas, el cuerpo materno gastará sus depósitos para garantizar el adecuado aporte al niño. Para evitar esta situación y que la madre se descalcifique el aumento en el consumo de calcio debe iniciarse de forma precoz. Con una dieta balanceada se podrá cumplir con el requerimiento diario de calcio durante el embarazo.