Una de las características que tienen los niños recién nacidos es su fragilidad frente a ese nuevo mundo al cual se enfrentan. Desde un mundo silencioso y cómodo en el útero de su madre a uno ruidoso y luminoso.
Los padres tienen que tener en cuenta las características y cuidados que requiere su hijo, donde la higiene ocupa un lugar clave.
En ese sentido, no deben visitar al bebé personas que estén enfermas por resfríos, enfermedades respiratorias y/o contagiosas. En caso de ser necesario, no se acercarán demasiado al niño.
Todas las personas que vayan a cargar o tocar al niño se deberán lavar las manos con agua y jabón siempre, incluyendo al personal de salud.
Si se utilizan biberones para alimentarlo los mismos deben ser correctamente higienizados y esterilizados. Las tetinas no deben ser tocadas por nuestros dedos ni debemos probarla con nuestra boca.
Con respecto a la higiene durante la lactancia materna, la madre no debe utilizar ningún producto especial para limpiar sus glándulas mamarias. Debe bañarse utilizando preferentemente un jabón neutro sin perfume.
Estas pequeñas recomendaciones si todos las cumplen a que el bebé esté expuesto a gérmenes y pueda adquirir una infección, situación delicada por la edad que tiene. ¡La prevención es la medida más efectiva!
