Un aspecto frecuentemente olvidado es donde debe dormir el bebé. Generalmente los padres lo acuestan en su propia cama como forma de tenerlo más vigilado y protegido, pero constituye una situación de riesgo.
El bebé debe dormir desde el nacimiento en su propia cuna o cama cuando sea mayor. Durante el primer año de vida dormir en su propia cuna, en posición boca arriba y en un colchón duro disminuye la probabilidad de muerte súbita infantil. Dormir con los padres en su cama, aumenta el riesgo de sufrir aplastamiento y asfixia.
La madre al momento de alimentarlo durante la noche debe evitar quedarse dormida y acostar a su bebé en su propia cuna. Durante los primeros meses la cuna del bebé puede encontrarse dentro del cuarto de los padres para mayor seguridad y comodidad. En caso de que se viaje con un bebé pequeño y no haya una cuna, debe dormir en el cochecito que se utiliza para el traslado. Dormir en una cama para adulto es riesgoso, además de poder presentar caídas al piso.
Los pediatras deben informar a los padres cual es el lugar correcto para que duerma el niño como forma de evitar accidentes futuros que pueden llegar a ser fatales.