Una de las principales preocupaciones de los padres es saber si el desarrollo visual del niño es normal o presenta problemas. Se debe tener muy claro que al momento de nacer el sistema visual está en una fase muy incompleta y que recién llegados los cinco o seis años se logra la visión del adulto. La fase del desarrollo es muy rápida durante los primeros tres meses de vida pero luego esta velocidad se reduce notablemente.
Existe una serie de detalles que marcan la evolución visual del bebé estos son los actos reflejos por lo que se deberá estar muy atento y ser un buen observador para constatar que existen. El primer acto reflejo es el cierre de los párpados ante la presencia de luces de gran intensidad este se puede apreciar desde el nacimiento.
Recién a las dos semanas los párpados se cierran cuando se los intenta abrir mediante la fuerza, este es un acto de defensa.
A lo largo de los primeros quince días de vida los movimientos de los ojos van mejorando y presentando mayor coordinación aunque la mirada continúa siendo inexpresiva. Se deberá esperar otros quince días para que el bebé dirija su mirada hacia una fuente de luz intensa que se halle en su campo visual, este se denomina reflejo de fijación. Luego de esta fase el niño comenzará a seguir con su mirada las luces a esta actividad se le llama reflejo de seguimiento.
En la etapa de 2 a 3 meses los movimientos no se encuentran del todo coordinados y es muy común que los niños presenten estrabismos esporádicos (desviaciones de los ojos). La causa de estos es que la visión aun no se encuentra desarrollada y por ello no son capaces de mover correctamente y de manera sincronizada los glóbulos oculares.
Al momento de nacer los bebés presentan sólo un 5% de la visión que posee un adulto normal, durante el primer trimestre de vida el desarrollo progresa de manera muy rápida para luego hacerlo de manera más lenta hasta el período en que finaliza que es en torno a los 5 o 6 años.
Entre el primer y tercer año de edad el niño tiene el cincuenta por ciento de la visión de un adulto normal y es en esta fase cuando se puede comenzar a evaluar para determinar si presenta algún problema o no. La evaluación se lleva a cabo por medio de test que tanto un pediatra como un oftalmólogo puede realizar. Lo importante es que se evalúen las diferencias entre cada ojo ya que el desarrollo no es el mismo para cada uno y a veces puede existir una correcta visión en conjunto pero deficiente en modo monocular que en ocasiones derivará en problemas más profundos que si son detectados a tiempo tienen una fácil y correcta solución.
La medición de la agudeza visual (la visión de los objetos más pequeños) no es la única función a evaluar sino que también es importante la visión de los colores, el desarrollo del campo visual y la visión binocular.
Para el estudio y seguimiento de la evolución del desarrollo visual del niño es muy importante consultar tanto a un pediatra como a un oftalmólogo para así controlar que no existan disfunciones visuales. Se debe tener en cuenta que si los problemas se detectan en sus inicios estos tienen un tratamiento efectivo y exitoso. Ante la más mínima duda acerca de la capacidad visual del bebé se debe consultar al médico y nunca está de más realizar visitas a otros profesionales para constatar las opiniones y tener una mayor certeza acerca del progreso visual.
En un pequeño resumen se puede decir que las fases más importantes en el desarrollo visual desde el momento del nacimiento hasta los cuatro años son:
- Desde el nacimiento hasta el tercer mes: el niño debe ser capaz de fijar y seguir una luz de manera tal que los movimientos de los ojos sean más amplios que los que presentaba al momento de nacer. Para determinar ello se deberá prestar mucha atención.
- Del tercer a cuarto mes: los bebés suelen mirar su propia mano a distintas distancias. Esto lo hacen de manera esporádica por lo que se debe estar muy atento para controlar que esta etapa se presente.
- Del tercero a quinto mes: los niños no sólo miran su propia mano desde distintos puntos sino que también comienzan a jugar con ella.
- Del sexto al octavo mes: el bebé ya debe ser capaz de coordinar su visión con el movimiento, no sólo juega y mira sus manos sino que ya es capaz de pasar objetos de una a otra mano. En esta fase comienzan a utilizar los dedos pinza.
- Desde el noveno al décimo mes: comienza a tocar los objetos que reconoce y juega con estos. Ya es capaz de buscar los juguetes que se le caen para volver a tomarlos.
- A partir de los 18 meses: ya puede construir torres de tres ladrillos y diferenciar cuál corresponde a cada nivel.
- A los tres años ya es capaz de copiar algunos dibujos simples como un círculo y conocer los colores.
- A partir de los cuatros años comienza a dibujar a las personas con extremidades.
Estas etapas no siempre se dan de manera específica dentro de cada período estipulado sino que puede suceder que algunos niños presenten desarrollos más rápidos o lentos que otros. Esto no significa que se esté ante la presencia de un bebé con inteligencia superior o inferior (dependiendo del caso) sino que los tiempos del desarrollo no son iguales para todos. Se debe evitar comparar el desarrollo del bebé con otros porque esto no determina su nivel de inteligencia ni siquiera es una prueba de que serán exitosos cuando sean adultos, estos falsos mitos deben eliminarse de la mente de los padres.
Durante cada etapa existen métodos y juegos que ayudan a estimular las capacidades del niño por ello es fundamental que posean juguetes acorde a sus meses de vida y que estos sean didácticos.