Cuando los niños empiezan a pedir por su primera mascota, pueden aparecer algunas dudas y preocupaciones, especialmente con respecto a qué animal sería el compañero indicado para un pequeño. Los hámsters son, en este sentido, unos de los mejores candidatos.
Alcanzada una determinada edad, es muy común que los niños empiecen a pedir a sus padres por una mascota. Se trata de una de las más divertidas y novedosas experiencias, en las que comienzan a percibir a otros seres vivos como amigos o compañeros de travesuras.
Sin embargo, los padres son los encargados de analizar bien el pedido de los hijos. A veces, puede resultar un tanto atemorizante la adopción de una mascota, y es normal que surja esa preocupación. Después de todo, habrá que asegurarse de que el niño no corra ningún riesgo, y asimilar la presencia de un nuevo animalito al que también habrá que cuidar.
Por eso, el hámster, y especialmente un hámster siberiano (ruso blanco), puede ser la mejor elección a la hora de escoger la nueva mascota para los niños.
Un gran compañero para los pequeños
El hámster es una de las mascotas más pequeñas que se pueden tener, especialmente el hámster siberiano, que pesa apenas entre 42 y 56 gramos y cabe en la palma de la mano. Su pelaje puede variar, y en el caso del ruso blanco (llamado así por su color), éste le ha servido para camuflarse en la nieve al estar en libertad durante los inviernos. Sin embargo, en cautividad, no cambian de color.
A diferencia de otros animalitos, los hámsters siberianos tienen un carácter muy amistoso, y es una de las principales razones por las que son tan buenos compañeros para los niños.
A esas edades en las que empiezan a pedir por una mascota, y que normalmente ronda entre los cuatro y los ocho años, requieren de una compañía amigable que no suponga grandes cuidados, como los que sí necesita un perro. En el caso de los hámsters, basta con mantener la jaula higienizada, recordar darles de comer, y asegurarse de que siempre tengan agua para estar hidratados.
Por otro lado, los hámsters ocupan muy poco espacio, por lo que preocuparse porque ensucien o no saber dónde ubicarlos, no tendrá lugar en este caso. Estas pequeñas criaturas aprenden a vivir dentro sus jaulas, a las que adoptan como hogar, y en las que incluso, pueden aprender trucos con el uso de una famosa rueda para hámsters.
Éstas resultan de gran entretenimiento para ellos, además de que es un ejercicio consistente que los mantiene en movimiento. Tampoco generan olores fuertes ni ensucian como sí pueden hacerlo otras mascotas.
Por supuesto, en ocasiones también juegan con sus dueños, y algunos elementos de su tamaño pueden ayudar a incentivarlos, de la misma manera en la que se estimula a un gatito con una cuerda. Los hámsters son muy inteligentes, lo que significa que aprenderán conductas e interpretarán las acciones de sus dueños.
Beneficios de tener una mascota
Para los niños, el tener su primera mascota es muy importante. En primer lugar, porque empiezan a tener noción de otros seres vivos, del cuidado que implican, de cómo vincularse con ellos a través de otros recursos que no sea de forma verbal. Llevar a cabo juegos es siempre una gran ayuda para el desarrollo pleno de sus capacidades cognitivas.
Además, y uno de los mejores y más significativos aspectos de esta primera experiencia, es el aprendizaje de la responsabilidad. Cuidar de otro ser vivo les permite interiorizar la empatía y el respeto por la naturaleza.
El empezar a incorporar la costumbre de atender al animal, ver qué necesita, darle de comer y jugar con él, es una gran manera de interpretar su entorno y a su círculo cercano, ya que los niños perciben a sus mascotas como parte de la familia y como amigos íntimos. Por otro lado, estar en contacto con animales es un gran calmante para estados de estrés o malestar, por lo que una mascota nunca será algo malo.