La alimentación de los niños durante los primeros años es un aspecto fundamental para un buen desarrollo y crecimiento. Durante los primeros meses de vida puede requerirse la utilización de biberones para administrar leche artificial especialmente diseñada para lactantes.
También luego de los seis meses los bebés comienzan a consumir leche de vaca administrada con biberones. Cuando comienza esta nueva etapa la higiene de los biberones tiene que ser cuidada por toda la familia. Existe una amplia variedad de formas, tamaños y decoraciones de biberones, todos deber ser fáciles de lavar y de material irrompible para la seguridad de los niños. Cada mamadera debe lavarse con agua caliente, puediendo hervirse para su desinfección o ser pasadas por el microondas.
Los biberones deben guardarse en un lugar cerrado, hasta su uso, o incluso en la heladera con la leche lista para calentar.
No se deben compartir los biberones entre niños, y la madre no deberá probar con su propia boca la temperatura de la leche. Para saber si la temperatura es la adecuada dejará caer unas gotas en la palma de su mano. Esta práctica de controlar la temperatura debe realizarse como rutina para evitar quemaduras.
Los biberones no deben utilizarse para colocar ningún otro producto que no se leche para el bebé o agua para que pueda beber.