Desde que nacemos estamos expuestos a múltiples factores externos, desde los determinantes climáticos hasta la presencia de múltiples agresores. Los microorganismos ocupan un lugar destacado y son capaces de generarnos diversas enfermedades. Existen varios sistemas de defensa, que van desde la piel hasta la presencia de un sistema inmune encargado de deterctar y eliminar bacterias y virus que ingresen al organismo.
En los recién nacidos durante los primeros meses este sistema de defensa está inmaduro, puede responder escasamente a los gérmenes externos. Por este motivo las vacunas ocupan un lugar destacado, fortaleciendo las defensas naturales del bebé, contribuyendo a la generación de una respuesta natural y conocida frente a diversos gérmenes logrando evitar futuras enfermedades.
Las vacunas han sido un gran avance en salud pública que han permitido la disminución de enfermedades no sólo en bebés sino en niños y adultos. En los bebés es el momento donde deben administrarse la mayoría de las vacunas para que su cuerpo adquiere inmunidad a diversos agentes patógenos para toda su vida. Existen vacunas para distintos microorganismos que preparan al cuerpo a una detección rápida del agresor, evitando la aparición de formas graves de esa enfermedad, disminuyendo no sólo la cantidad de enfermos, sino una enorme disminución de muertes.