La llegada del momento del parto genera gran ansiedad no sólo en la mujer embarazada sino en el entorno cercado. El estilo de vida de la familia se modifica en gran medida con la llegada de un nuevo integrante, que durante los primeros años demandará gran atención y cuidado por sus seres queridos.
Un asusto que se deberá decidir por los padres es el nombre del bebé, para lo cual se deberá saber el sexo. Este aspecto no siempre es conocido por decisión de la familia y por motivos técnicos de la ecografía, lo que puede determinar tener dos nombres para el bebé, uno de varón y otra de nena.
Hace algunas décadas atrás el nombre se elegía según los abuelos de uno de los padres, pero en las nuevas generaciones esta tradición ha cambiado. Actualmente existen libros que proponen nombres del bebé, explicando el significado de cada uno.
Un comportamiento que suelen tener ambos padres, es que si el bebé es una niña la madre elige el nombre, en cambio si es un varón el nombre del bebé lo elige el padre.
Sin importar como se llegue al nombre del bebé hay que tener en cuenta que el mismo le proporciona una identidad y de vinculación con su nuevo entorno.