¿Qué es la gripe?

La infección de la gripe es una de las causas más frecuentes de absentismo laboral durante los meses que van de diciembre hasta abril.  Su contagio resulta muy sencillo, de ahí su rápida difusión, siendo a través de la respiración la forma más habitual de contagio. Existe un grupo de la población con mayor riesgo de padecer la enfermedad, al encontrarse sus defensas más bajas. En este grupo de la población es recomendable el uso de la vacuna antigripal todos los años.

La gripe es una enfermedad infecciosa producida por la estirpe A, B o C de la familia de virus Orthomyxoviridae o virus influenza. El tipo A es el más habitual en todo el mundo, que provoca además la forma más severa de la enfermedad; el tipo B y C son menos frecuentes y además se acompaña de una sintomatología más leve.

Tiene un poder enorme de difusión y es una de las causas más frecuentes de absentismo laboral y escolar; la infección por el virus de la gripe se produce en forma de epidemia, denominándose pandemia cuando afecta a un grupo de población muy amplio, lo que sólo ocurre excepcionalmente cada diez o quince años. La epidemia en una comunidad determinada suele durar entre cinco y seis semanas y se asocia con un índice de afectación en la población general de hasta un 20% del total de la misma en algunas ocasiones. Estos brotes epidémicos se presentan con más frecuencia entre los meses que van desde diciembre hasta abril, pudiendo aparecer varios brotes en un mismo año.

 

¿Cómo se contagia?

El virus de la gripe se contagia al hablar, toser o estornudar los pacientes infectados por el mismo, a través de pequeñas gotitas expulsadas por la boca, especialmente los primeros días de infección y cuando los síntomas son más acusados.

Como otras muchas enfermedades infecciosas, el virus de la gripe produce una inmunidad permanente en el individuo, es decir, que una vez curada una gripe no se puede volver a repetir el cuadro por ese mismo tipo de virus mientras las defensas se mantengan fuertes, el problema reside en que el virus de la gripe se modifica ligeramente cada temporada, de tal manera que los anticuerpos desarrollados frente al virus en infecciones pasadas no son capaces de destruir esta nueva variedad y el individuo se puede contagiar de nuevo de forma sucesiva cada temporada.

 

¿Quién tiene más riesgo de padecer la gripe?

Ancianos residentes en asilos

-Pacientes diabéticos o con insuficiencia renal en tratamiento con diálisis

-Pacientes con enfermedades cardiorespiratorias crónicas, especialmente el asma y la bronquitis crónica

-Pacientes inmunodeprimidos (con descenso de las defensas) por transplante reciente, tumores, anemia crónica o infección del virus del SIDA

-Personal sanitario

 

¿Cómo se manifiesta la gripe?

Se caracteriza por la aparición brusca de una serie de síntomas y signos generales.

Las principales características son:

Fiebre: Se produce un ascenso muy rápido de la temperatura corporal durante las primeras 12 horas desde el comienzo de los síntomas, alcanzando unas cifras que oscilan entre los 38ºC y los 41ºC.

Suele estar mantenida hasta el tercer día en el que comienza a descender paulatinamente; en ocasiones se presenta de forma irregular con ascensos y descensos por el uso de antitérmicos.

Cefalea: De tipo opresivo o sensación de “casco” en la cabeza, que normalmente es secundaria a la fiebre.

Mialgias: Dolores musculares inespecíficos que aparecen al moverse o al palpar la musculatura, especialmente la de las extremidades y la de los grandes músculos de la espalda, también se produce dolor en las articulaciones; estos síntomas dejan al paciente con una sensación de agotaminento.

Falta de apetito y malestar general

Síntomas respiratorios: tos, generalmente seca, dolor en la garganta al tragar y sequedad en la misma, ronquera y obstrucción nasal con producción excesiva de moco muy líquido que cae constantemente por las fosas nasales (rinorrea)

Síntomas oculares: Principalmente lagrimeo y escozor en los ojos, dolor a la movilización de los mismo e intolerancia a la luz.

 

¿Cuál es su tratamiento?

En general no existe ningún tipo de tratamiento plenamente eficaz para los virus, salvo en contadas excepciones, lo que tampoco supone un gran problema pues la mayoría de las infecciones virales son autolimitadas y el propio sistema inmune humano acaba por eliminarlas.

Los antibióticos no están indicados para el tratamiento de la gripe puesto que están diseñados para atacar y destruir a las bacterias, no a los virus; su uso como prevención de complicaciones bacterianas tampoco ha demostrado efectividad.

Se suelen usar ciertos anticongestionantes, antihistamínicos, broncodilatadores y antitusígenos para ayudar a desaparacer las molestias.

Determinadas sustancias como la amantidina o el zanamivir pueden ser empleadas para reducir el impacto del cuadro gripal y acortar la evolución de la enfermedad.

 

¿Cómo evoluciona?

En condiciones normales el cuadro gripal se prolonga durante una semana aproximadamente, aunque los tres primeros días son realmente los más molestos e incapacitantes.

La complicación más típica de la gripe es la sobreinfección por bacterias, que aprovechan la irritación de la mucosa respiratoria para anidar en la misma y reproducirse.

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