Se ha estado investigando durante mucho tiempo sobre los beneficios o efectos contrarios en el bilingüismo desde etapas tempranas. Muchas personas han argumentado que la enseñanza conjunta de dos idiomas podría aparejar distracciones o confusiones en el niño.
Sin embargo, estudios realizados por universidades canadienses aseguran que el bebé se ve absolutamente beneficiado en funciones cognitivas. Aquellos que han recibido una crianza bilingüe han desarrollado mayor capacidad para la atención que los monolingües.
Además, se asegura que un niño de 4 meses de edad ya es capaz de diferenciar dos
lenguas diferentes gracias a la lectura de labios, gesticulaciones, expresiones faciales y tono de la voz. También han demostrado tener cierta predilección por el idioma materno durante la etapa del embarazo, en aquellos hogares donde tanto el padre como la madre tienen orígenes diferentes.
Los beneficios se verán a largo plazo, no solo por lo que representa laboralmente sino por haber recibido una estimulación temprana que el bebé entiende como natural. Su desarrollo en la concentración y en la apertura mental para comprender nuevas y diversas formas de decir lo mismo generan nuevas gamas de personalidades.
Para continuar el proceso es ideal que se piense en guarderías o jardines de infantes con maestras que dominen dos idiomas, canciones infantiles bilingües, etc. De manera que el cambio entre una y otra lengua sea natural en todos sus ámbitos.