La varicela en niños sanos y bien nutridos es autolimitada y no deja secuelas (excepto por las marcas que deje al rascarse).
Son muy pocos los casos que presentan complicaciones como: neumonía, sobreinfección de las heridas, y daño renal. Estos casos son más frecuentes en niños con alteraciones de la inmunidad (defensas), desnutridos, HIV, o enfermedades crónicas que afecten su salud de manera importante.
La inmunidad que otorga perdura hasta la edad adulta. Los cuidados que se deben tener son: aislamiento del niño, de sus ropas y toallas, prevenir el contacto con lactantes y embarazadas, cuidar el aseo para evitar la sobreinfección de las heridas, dar antihistamínicos en caso de prurito intenso, dar baños cortos y diarios, secar el cuerpo sin frotar, no colocar cremas ni polvos sobre las lesiones, y cepillar las uñas en caso de que se rasque mucho.
El contagio ocurre hasta que todas las lesiones se encuentren en su estadío de costra, lo que lleva aproximadamente 10 días. El mito más conocido y a mi entender peligroso, es darle al niño algún té de yuyos para hacer que «brote hacia fuera», lo que sólo logra intoxicarlos y puede llevar a convulsiones o problemas metabólicos. Algunos sugerían no bañar a los pacientes con varicela, pero al contrario, es bueno hacerlo con los cuidados que antes mencioné.
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