¿Con cordones o con cinta velcro? ¿Zapatos altos o zapatos planos? Veamos una serie de consejos para realizar la mejor elección entre todos los modelos para niños que encontramos en una tienda con calzado para bebés. Lo primero que conviene saber es que existen varios criterios importantes a la hora de escoger el calzado del bebé. Así pues veamos las preguntas adecuadas que conviene responderse antes de determinarse por un modelo determinado.
El sistema de cierre
Durante el primer año, entre los zapatos más adecuados para un bebé, es preferible un calzado con cordones. La sujeción es mejor y los cordones se adaptan perfectamente a la forma del cuello del pie. Conviene saber que cuanto más bajo se anudan los cordones, más se abre en anchura el calzado. Una vez que el bebé comienza a vestirse solo, normalmente a partir de los 2 años, se puede optar por las tiras de velcro, puesto que la autonomía del niño será más fácil.
¿Calzado alto o bajo?
El calzado bajo esta desaconsejado para los más pequeños. Pero después, permiten al tobillo reforzarse. Los modelos altos sujetan mejor el pie y calan mejor el talón. Pero si se llevan demasiado pronto, sujetan demasiado, no facilitan la marcha y crean cierta pereza muscular. A partir de los 2 ó 3 años, se puede llevar cualquier tipo de modelo.
¿Es útil la tira de atrás?
Sirve para colocar el zapato con más facilidad, pero hay que evitar servirse de ella porque se corre el riesgo de no aflojar suficientemente el zapato. El pequeño pie no se posiciona correctamente, comprime los dedos que se colocan como pueden en un calcetín demasiado estirado.
¿Hay que comprar calzado que se adapte al arco del pie?
Los pies de un bebé, más bien grasos y redondos, suelen estar aplanados por insuficiencia muscular del arco. Este empieza a ahuecarse más a partir de los 18 meses hasta los 2 años. Los zapatos con arco marcado son inútiles en los más pequeños que no tienen formada la parte de la planta del pie.
¿Se pueden utilizar los zapatos del hermano mayor?
Normalmente se dice que nunca conviene llevar un zapato de un hermano mayor, porque están deformados. Pero los especialistas afirman que para los más pequeños es algo menos importante. Su calzado no suele, por lo general, llevarse demasiado, y por tanto no presenta rastros de su uso. El barniz de la suela suele ser todavía visible, y el talón no está deformado por un pie que camina a pequeños pasos.