Las convulsiones febriles

La fiebre se produce por un aumento de la temperatura corporal que el cuerpo realiza voluntariamente como forma de protegerse y activar sus funciones de defensa para detener un agresor externo, generalmente infecciones. Las mismas podrán ser virus, bacterias, hongos o parásitos los cuales afectan a los niños desde que nacen.

La fiebre se acompaña de enrojecimiento de la piel del niño, sudoración, disminución del apetito y malestar general. Los síntomas de la fiebre hacen que el niño tenga escasas ganas de jugar y de moverse.

Un temor frecuente de la familia es que el niño con fiebre pueda hacer una convulsión. En algunas ocasiones la fiebre determina la aparición de convulsiones, especialmente en los niños menores de un año, motivo por el cuál, el descenso de la temperatura es una prioridad. En los niños mayores la aparición de convulsiones febriles es mucho menor.

Hay que tener en cuenta que no todos los niños menores de un año tendrán una convulsión cada vez que tienen fiebre. La mayoría de las veces la fiebre no desencadena una crisis, pero como no existe un predictor para avisar de una convulsión, se deben tomar medidas para descender la temperatura cuando la misma sea mayor a 39ºC. A mayor valor de temperatura corporal del niño mayor probabilidad de ocurrir una convulsión febril.

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  1. marietta izaguirre rodriguez 20/04/2012

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