El tabaquismo es una adicción a nivel mundial, el humo de tabaco contiene gran cantidad de tóxicos con demostrada capacidad de causar lesiones.
El bebé que nace tiene una inmadurez en varios de sus órganos, uno de los cuales son las vías respiratorias. El bebé no utilizaba sus propios pulmones cuando se encontraba en el útero porque su madre respiraba por él.
Los primeros meses implican una maduración de la vía respiratoria del bebé, especialmente los pulmones que se ajustarán a sus requerimientos.
El humo de tabaco contribuye una lesión a nivel pulmonar del bebé desde etapas muy precoces de su vida aumentando la posibilidad de que sufra asma y muerte súbita infantil, infecciones respiratorias y otras enfermedades. El tabaquismo pasivo del bebé, producido por la permanencia de las sustancias tóxicas del tabaco en el aire durante un largo periodo de tiempo. Por este motivo, ninguno de los padres, familiares ni cuidadores debe fumar delante del bebé ni en el mismo ambiente en que se encuentra.
Los bebés no deben estar en lugar contaminados por humo de tabaco. El dormitorio del bebé debe ser un ambiente sin ningún contaminante y bien ventilado, para disminuir las posibilidades de que sufre enfermedades respiratorias.