Por lo general, alrededor de la semana 40 de embarazo se produce de forma espontánea el nacimiento del bebé. Pero en algunos casos, a pesar de haber alcanzado ese tiempo de embarazo, es necesario provocar el parto antes de que se produzcan las contracciones previas al nacimiento. El parto inducido en la semana 41 de embarazo pone fin al embarazo ya que, de continuar, supondría un riesgo tanto para el bebé como para la madre.
¿En qué consiste el parto inducido?
El parto inducido es una intervención médica que se realiza por un embarazo prolongado, por un retraso en el crecimiento, por determinados problemas de salud que afecten al bebé o a la madre, o cuando se ha roto la bolsa de las aguas pero no se producen las contracciones previas al parto.
A través del parto inducido se busca conseguir un buen ritmo de contracciones regulares, dilatar el cuello del útero y que la cabeza del bebé baje por el canal del parto. Para ello, se administra oxitocina por vía intravenosa, que ayuda a regular las contracciones, se rompe la bolsa de aguas de forma artificial para acelerar el proceso, y se administran prostaglandinas en los casos necesarios, para que el cuello del útero (cérvix), se ablande, de tal manera que el parto inducido sea más sencillo y aumenten las probabilidades de éxito.
¿El parto inducido es efectivo?
La técnica del parto inducido pretende alcanzar un parto vaginal que minimice los riesgos para la salud del bebé y de la madre, pero como cualquier técnica, también puede ocurrir que no logre que se produzca el esperado nacimiento. El parto inducido necesita tiempo, por lo que para considerar que se ha producido una inducción fallida debe de haber transcurrido el tiempo suficiente.
En caso de producirse una inducción fallida, no hay otra solución que practicar una cesárea. Aproximadamente el 50% de los partos inducidos practicados en madres primerizas, o cuando no se han producido cambios en el cuello del útero y la técnica debe realizarse desde cero, acaban en partos por cesárea.
Efectos secundarios del parto inducido en la semana 41 de embarazo
Siempre es mejor que el alumbramiento se produzca de forma espontánea, pero un parto inducido no tiene que implicar fuertes dolores, fórceps o episiotomía. Puede durar más horas, lo que lo hace más cansado para la madre, no es un proceso natural y aumenta las probabilidades de cesárea, pero no significa que no se pueda disfrutar el momento. Lo que prima en un parto inducido es la seguridad del bebé y de la madre, y evitar las complicaciones de que el embarazo se prolongue por más tiempo.