El uso de gafas de sol en bebés es altamente recomendado, ya que los bebés y los niños sufren los mismos riesgos de la radiación ultravioleta que afectan a los adultos. Debemos resaltar que el daño ocasionado por los rayos UV es acumulativo, que predisponen a la aparición de cataratas, melanomas y degeneración macular que se presentan en la vejez y que influye en la pérdida visual.
Los ojos del bebé tienen una mayor sensibilidad que los ojos de una persona adulta, ya que el cristalino ejerce un tipo de protección en el mismo, no obstante en el bebé el cristalino aún no tiene un funcionamiento del 100% por lo tanto deja pasar los rayos UVA y rayos UVB, los cuales llegan directamente a la retina provocando daños a corto o largo plazo, tales como queratitis que son quemaduras solares, alteraciones en la cornea y lesiones degenerativas, todos ellos causan problemas severos en la visión y de forma permanente. Un bebé o niño pequeño nunca debe ser expuesto al sol durante mucho tiempo. Para reforzar la protección de una gafa solar se recomienda la utilización de gorritas o sombreros.
Todo bebé a partir de 6 meses debe usar gafas de sol para disponer de un buen resguardo solar, los lentes deben ser orgánicos, de plástico o de poli bicarbonato y con una protección UV 400, nunca de cristal.
Todo bebé puede llevar gafas de sol especialmente aquellas que son fabricadas para niños, ya que tienen una anatomía especifica y está orientada para la comodidad de su hijo, con monturas de plástico totalmente flexibles y con gomas elásticas de seguridad que permite fijar la gafa a la cabeza. El filtro que dispone la gafa es el elemento principal por lo que los oftalmólogos recomiendan a los padres que sus hijos pequeños utilicen estos accesorios a temprana edad. Para evitar cualquier inconveniente adquiera gafas calificadas y de una marca reconocida y de confianza.