Las radiografías son seguras pero no saludables. Si esta usted embarazada, o cabe tal posibilidad aun sin confirmar (cualquier mujer en edad fértil, sexualmente activa y que no se someta a tratamiento anticonceptivo), debe evitar todo tipo de radiación sin excepción. En las primeras fases de la gestación, cuando el embrión esta desarrollando sus órganos existe un riesgo máximo de malformación congénita que seria irreparable. Este riesgo es mucho menor una vez superado el primer trimestre de la gestación.
Hay que recordar que el efecto biológico de las radiaciones ionizantes no deja de ser algo nocivo para el organismo. Por fortuna, el desarrollo de nuevas técnicas permite minimizar estos efectos reduciendo la dosis de exposición necesaria para cada prueba. En todo caso, conviene aclarar que es un “riesgo controlado”, ya que la radiación recibida por un paciente, acumulada por las múltiples radiografías que pueda realizar a lo largo de toda una vida, seria una cantidad prácticamente nula, muy inferior a la exposición profesional de ciertos trabajadores de instalaciones radioactivas. Esto queda como una advertencia para que, al menos, se evite toda radiografía innecesaria y que nunca se practiquen en mujeres embarazas, dada la sensibilidad del feto a estas radiaciones y el riesgo a producir malformaciones.
Actualmente existen pruebas de imagen alternativas a las radiografías, que no utilizan las radiaciones ionizantes, sino los ultrasonidos (ecografía), la exposición a campos magnéticos (resonancia magnética nuclear) u otras propiedades físicas de la materia orgánica de alta sofisticación (tomografía de emisión de positrones), muy útiles en determinadas circunstancias.
Si realmente es necesario realizar este tipo de procedimientos en mujeres embarazadas, se debe obtener la autorización de un medico calificado y estar consiente de las posibles malformaciones en el feto.